Con un café y un trozo de tarta Juan y Marisa comienzan su
tarde, una tarde llena de aventuras que se viven sentadas… las charlas, los
cotilleos y la sonrisa de Marisa hacen que Juan se sienta mejor que nunca donde
ésta, él no necesita más.
Poco a poco las tecnologías nos invaden, influyen en nuestro
entorno y de alguna manera influyen en nosotros mismos.
Juan tiene que viajar a Londres por motivos de trabajo y es
por eso que Marisa con la ilusión del primer día, consigue contactar con Juan por
skype, WhatsApp… no es lo mismo, pero es una buena alternativa.
Marisa trabaja para una revista de moda y mantiene a sus
internautas al día en su blog, a veces se distrae con un nueva app que se ha
descargado, pero la competencia de las demás revistas de las que se mantiene al
corriente por Internet, hace que la ansiedad pueda con el juego y su vida.
Sus días pasan, Marisa y Juan se enriquecen el uno al otro,
él es diseñador y le enseña páginas con las que poder crear buenas portadas
para su tan prestigiada revista, y entre trabajo y más trabajo, Juan le manda
fotos de sus besos que tras la pantalla del ordenador Marisa consigue rozar.
Sin embargo, una mañana al visitar su revista virtual
favorita, Marisa no concibe lo que ve, ¡Juan esta besándose con una modelo
japonesa!, sin pensarlo coge su móvil y
Juan no contesta, esto crea ansiedad en Marisa y no puede parar de presionar el
botón verde con las iniciales de su amor, Juan Manzano….A los pocos minutos le
llega un gmail urgente del representante de Juan en el que le menciona que la
información que se ha ofrecido en la revista es totalmente falsa, es por eso
que Marisa deja de apretar los dientes y vuelve a respirar.
Juan no aguanta más y deja su ajetreada vida en Londres por
unos días, para ver a su amor… Cuando la ve siente que todo lo que le rodea le
sobra, ya no quiere wi-fi, tablet, WhatsApp, ni skype solo quiere ver la
sonrisa de su amor en aquel café, como aquel día en el que comenzó todo.
Con esta breve historieta llena de ventajas y desventajas de
las TIC, pretendemos hacerles reflexionar y que naveguen por sus conciencias.
No sabemos con qué fin se inventan hoy día las tecnologías y hasta qué punto
pueden llegar los empresarios a innovar para ganar dinero, ellos inventan la
obsolescencia programada y nosotros actuamos, lo único que debemos hacer es actuar,
una maquina nunca valdrá más que una persona por muy alto que sea su precio,
simplemente son complementos que decidimos incorporar o no a nuestra manera de
ser, por la misma razón con la que no combinas un bolso rojo con un traje
morado, debes de ser consciente de que hay cosas que debes de obviar por muy
innovadoras que sean y otras que debes de añadir a tu pequeño armario…pero
nunca, nunca olvides que la verdadera felicidad te la dan las personas.
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